Seguro que hemos escuchado muchas veces: «para convertirse en experto en una materia, necesitarás al menos 10.000 horas de práctica». Lo dijo el psicólogo K. Anders Ericsson.
No pretendo afirmar la validez de ese postulado, pero me da pie para compartir una idea músculo que me impulsa en esta carrera llamada diseño. ¿10000 horas son suficientes? No, ¿Entonces? ¿Seríamos capaces de dedicar 10000 horas a algo que no nos gusta? Exacto, no. Para ser buenos en algo lo primero es saber que eso que hacemos nos apasiona. Cuando te apasiona algo eres capaz de hacerlo cada día, por muchas horas y más aún, es decir, pensar en 10000 horas (si ese postulado fuera cierto) ya no es una tarea titánica sino más bien algo alcanzable y natural. Cuando una actividad es una pasión en nuestra vida lo hacemos con alegría y los sacrificios son bienvenidos con una sonrisa. Es lógico, cuando hay amor por algo el esfuerzo es un descanso y cuando hay amor siempre hay tiempo y cuando hay tiempo hacemos lo que nos llena.
Si, suena romántico, lo sé, pero es mi vivencia y la vivencia compartida con otros colegas y amigos de otras disciplinas.
Pero esa pasión no solo es por la profesión que hemos elegido (el diseño) sino también apasionarte por cada proyecto y por el cliente. Si creen en los objetivos, los servicios y producto del cliente potencial, entonces con la mayor alegría y convicción elaborarás tus proyectos, porque serán proyectos en los que crees. ¿Quién no desea clientes con quienes puedas crecer paso a paso?, clientes en quienes creas en su filosofía, en sus objetivos y apasionarte por verlos crecer, sentir pasión por su visión. Si ocurre así, sin duda el trabajo será perfecto y limpio. El proceso creativo no admite tristezas, es un proceso que genera sentimientos de satisfacción y alegría, y eso solo se da cuando crees en el cliente y el proyecto.
Por eso creo que la clave de nuestro trabajo está en saber qué queremos hacer, qué área de la comunicación se nos da bien y nos apasiona imaginarnos hacerlo por muchos años. Pero también identificarte con el cliente y buscar aquellos en los que te sientas confortable trabajar. Porque el trabajo debe ser motivo de alegría.
¿Y qué ocurre con los desafíos? Los hay, siempre, pero si te apasiona la profesión, las dificultades las verás como bendiciones disfrazadas.
¿Y por qué poner tanto énfasis en tener pasión? Porque de las 24 horas que tiene el día al menos un tercio la dedicamos a actividades relacionadas al trabajo y si el trabajo que haces no te apasiona entonces ese lastre es una carga muy dura cuya factura se siente a la larga.
Tanto hablar de pasión ya me dio el calentón, voy a correr la tinta que hay mucho por diseñar 🙂
Un abrazo.
Ricardo Peralta • diplomatura Creatividad publicitaria 2012
Artículo publicado en la Revista Creactiva nº07