Como en cualquier trabajo, la experiencia es un grado. En el mundo del diseño, el día a día en la agencia te aporta unos conocimientos muy valiosos para encarar con más firmeza y seguridad nuevos proyectos. Cada marca o cliente propone nuevos retos que ponen a prueba la creatividad del diseñador.
1. Hay que estar siempre al día
Esta profesión conlleva un aprendizaje continuo. Las tendencias cambian cada año y si no estás a la última, tus diseños corren el peligro de quedar desfasados (por ejemplo, en diseño web el slider ha dejado de ser el rey de la Home para dejar paso al video).
Esta profesión conlleva un aprendizaje continuo
El software y la tecnología también evolucionan rápidamente y como diseñadores tenemos que aprender a manejar las nuevas herramientas. Cada vez que Adobe actualiza Photoshop o Illustrator, nos toca actualizarnos para optimizar al máximo sus recursos. Si una nueva herramienta irrumpe con fuerza (como Sketch), deberemos ampliar nuestros conocimientos. El diseño es una disciplina viva y cambiante.
2. No puedes no estar en las redes sociales
Si eres diseñador será muy difícil que te mantengas al margen de las redes sociales. Además de ser una fuente ilimitada de inspiración, todas las marcas y empresas necesitan generar contenido visual para llegar a sus fans de Facebook, Instagram o Twitter.
Si participas frecuentemente en las redes sociales, aprenderás mucho de los comportamientos e interacciones entre usuarios. Este aprendizaje te permitirá tomar mejores decisiones en tus diseños para captar la atención en las redes sociales.
3. El diseño no es arte
Aunque hay gráficas de diseñadores que son auténticas obras maestras, no podemos caer en autoproclamarnos artistas. Todos los diseños deben cumplir un objetivo y basarse en una estrategia planificada concienzudamente. De nada sirve una web super creativa o un cartel espectacular, si su mensaje pasa desapercibido y nadie lo recuerda.
Los diseños deben cumplir un objetivo
Por otro lado, el arte es libre y no está sujeto a ninguna condición. Sin embargo, el diseño siempre depende de los requisitos establecidos por el cliente y está sujeto a innumerables cambios. Ojo, los cambios no son un ataque a nuestra destreza como diseñadores, sino que son parte del proceso de diseño, gajes del oficio.
4. Ser diseñador es ser proactivo
El diseñador no puede reducirse a un “robot” que ejecuta lo que le ordenan. Hoy más que nunca se valora la habilidad del diseñador a la hora de proponer soluciones y cuestionar el funcionamiento de un producto o servicio. Dudar es de sabios y nos permite descubrir alternativas más interesantes.
Las tareas rutinarias ponen en peligro la creatividad del profesional. Para que tus diseños tengan más éxito, hay que explorar caminos diferentes y arriesgar. En un mercado saturado de publicidad y productos, lo más complicado es conseguir diferenciarse del resto y captar la atención de un usuario que está continuamente distraído.
5. Lo perfecto es enemigo de lo bueno
Por lo general, los diseñadores suelen ser personas muy perfeccionistas. Con los ritmos de trabajo tan intensos de agencias y estudios, hay que optimizar el tiempo y cumplir con las deadlines. Si te enredas en buscar la perfección, corres el riesgo de perderte en una espiral infinita de cambios.
En publicidad los plazos son muy ajustados, por lo que es importante seguir una metodología de trabajo ágil para que los proyectos fluyan y no se atasquen. Además, siempre es todo mejorable por lo que la perfección es una utopía. Es muy útil pedir la opinión de tus compañeros que tendrán una mirada más fresca y menos viciada.
6. Escucha al cliente y empatiza con el usuario
A menudo los diseñadores se lanzan directamente al ordenador. La planificación y la investigación son pasos fundamentales si queremos que nuestro diseño tenga éxito. El primer paso en todo proyecto es escuchar atentamente las necesidades del cliente e interiorizar la cultura de la marca. Ármate con papel y lápiz, anota ideas, bocetos y conceptos.
El cliente medirá el éxito del diseño en función de los resultados obtenidos. Para que el cliente llegue a sus usuarios de forma eficaz es imprescindible afinar la puntería. Antes de crear una web o app, hay que poner al usuario en el centro, empatizar y conocerle a fondo. Solo así nuestro diseño captará la atención del público al que va dirigido.
Poner al usuario en el centro, empatizar y conocerle a fondo
Hay ciertas aptitudes que solo se pueden aprender trabajando. En los proyectos «reales» es donde el diseñador se forja como profesional y aplica todos los conocimientos adquiridos. Si bien la formación es un primer paso imprescindible para poder abrirse camino en el mundo laboral.