Puede darse el caso de tener un golpe de suerte tan oportuno que te catapulte al estatus deseado. Puede que más alto. Incluso tempranamente. Pero ni podemos hipotecarnos a un gasto sin fondo, ni estar seguros de que la suerte hará el trabajo por nosotros, ni debemos descuidar el sentido del aprendizaje, que es lo único que nos va a dar la excelencia. Seamos honestos además, es poco probable que la suerte haga por ti más de lo que harás tú mismo. Nadie dice que no cojas la ola, lánzate si llega, pero no puedes vivir pensando que va a llegar la ola perfecta. Continúo con lo que decía al comienzo, vivir de lo creativo es fascinante, y además nos reserva cupones para ser más felices y sentirnos realizados. Lo complicado está en sobrevivir hasta que logramos vivir de ello. Yo no tengo la varita mágica, ni soy nadie para decirle a otra persona qué debe hacer con su vida, pero sí que he recopilado experiencias suficientes para entender hacia dónde es fructífero dirigirse en cuanto a estrategias de supervivencia, y me parece que compartirlo, en cualquier caso, tiene una intención positiva para quien bien quiera concederle interés. Hay que tatuarse tres puntos básicos: paciencia, constancia y versatilidad.
Paciencia. Porque mientras llegas, vas a caer muchas veces. A veces se hará infinito el camino. Pero aprende a amar lo que haces por encima de las expectativas. Entiende que el reconocimiento en la creatividad va de la mano del tiempo. Y que las caídas son inevitables.
Constancia. Porque sin ella no hay camino, no hay meta, no hay excelencia, no hay logros, no hay verdad. No podrías volver a levantarte.
Versatilidad. Porque mientras pones en práctica las dos primeras, tendrás que estar trabajando de otras cosas, o trabajar por poco o ningún dinero, tendrás que reinventarte, demostrar lo que puedes hacer, aprender cosas nuevas, desarrollar agilidades sociales, aprender economía, cocina, saber venderte y otras muchas cosas todas juntas y a la vez mientras vas enfrentándote a la vida real. Así que mantén los ojos despiertos y explota tus recursos.
Cuando creas que todo va bien, volverás a tener la sensación de estar en el punto de partida, así que acuérdate de los tres puntos anteriores y sigue adelante. Y como colofón, ningún desarrollo creativo se completa si no es bebiendo de la creatividad. Admira a otros, abre tus ojos, y haz, haz sin parar, porque eres lo que haces, y porque si no haces, no entenderás por ejemplo que el color sugestiona, o que la música puede ayudarte a lograr emociones concretas que te impulsen al acierto, o hacer fotografías ayuda a entender la armonía. Todo vale. Pero no olvides que la creatividad se alimenta con creatividad.
Corre, pero coge aliento suficiente para ganar una carrera de fondo. Resiste, observa, crea, y sé feliz.
Mar García | Directora de arte, artista plástica y actriz • Ex alumna del Máster Creatividad Publicitaria
Artículo publicado en la Revista Creactiva nº05