En el mundo del diseño lo más complicado es comenzar. Ese primer momento en blanco. El minuto uno en el que no hay nada, salvo una tonelada de texto e imágenes en bruto, normalmente desorganizado. Lo lees, lo relees… ¿Cómo hincarle el diente? ¡No hay por dónde cogerlo! Tu misión: convertir esa mole de piedra gris en una escultura de Miguel Ángel.
Lo primero, no entrar en una espiral de bloqueo; lo segundo, tirar de método. Cada creativo tiene sus propias técnicas para activar su creatividad, todas muy válidas. No creo en un sistema único. Cada uno tenemos que desarrollar nuestro propio método. Si no sabes por donde empezar, te propongo un par de trucos “desatascadores”.
1. Divide y vencerás: división de conceptos
Imprime el material. La pantalla del iMac absorbe tu mente y te limita en sus 21’’. Siempre te entenderás mejor con lápiz y papel, garabateando tus notas. Lee tranquilamente el material para interiorizarlo. Después, analiza con atención el contenido, subraya, tacha, dibuja. Desgrana los conceptos que vayas descifrando. Divide esos interminables párrafos en un listado de conceptos individuales. Así conseguirás grupos de ideas. El objetivo es que el usuario capte los mensajes clave de un vistazo, sin perder tiempo. Una vez tengas destilado el material en píldoras, tu mente comenzará a ordenarse y a fluir con más ritmo.
Para Masaaki Hasegawa, fundador de la consultora creativa Third Vision y de la plataforma Creativida, “la división es una de las maneras más eficaces de entender un concepto abstracto”. Ir dividiendo el contenido en componentes nos permitirá hacer una comunicación más clara. La división nos sirve para “trazar un mapa y desglosar sus componentes para entender cómo están conectados”, apunta Hasegawa en su libro “Sí, eres creativo”.
2. Reconectar y categorizar
Con las piezas desmontadas, es momento de reconectarlas de forma que se visualicen con claridad. Por ejemplo, la categorización por atributo usando la comida como ejemplo daría como resultado: vegetales, carne, pescado, lácteos y fruta. Toda esta teoría puede sonar muy abstracta, ¿cómo ponerlo en práctica? En el día a día de la agencia seguro que te has enfrentado alguna vez al diseño de una landing page. Esta pieza publicitaria requiere una gran capacidad de síntesis y puede servir como examen a nuestra creatividad. Una oportunidad de poner en marcha las dos técnicas anteriores. La landing page tiene que ser impactante pero ordenada, con riqueza de contenido pero concisa…
Por supuesto, comenzamos con una imagen potente en forma de slide con el claim integrado. Que el usuario se entere en un primer vistazo de quiénes somos y qué vendemos. Justo debajo, 3-5 iconos con un titular y una pequeña entradilla donde se disparan las ventajas del producto/servicio. A partir de aquí, bajamos en scrolling profundizando en el contenido distribuido en franjas de color, imágenes y texturas. Y al final un call to action, como guinda del pastel.
Cada proyecto supone un reto para la creatividad del diseñador. Hay que tener en cuenta las tendencias y estar permanentemente actualizado: la influencia del responsive, por ejemplo, es clave para entender la maquetación web actual. Cada pieza se convierte en un desafío que estimula nuestras neuronas y pone a prueba nuestra creatividad.
Olmo Rodríguez Moreno | Diseñador gráfico/web en Materiagris • Ex alumno del Máster de Diseño Web
Artículo publicado en la Revista Creactiva nº06