Todos tenemos grabados en la mente logotipos como los de Nike, Apple o Twitter. ¿Qué los haces tan especiales? Un gran logo es único y memorable; es capaz de transmitir los valores de una marca y quedarse grabado en nuestra memoria. Para los diseñadores gráficos, el diseño de un logotipo es posiblemente el reto más difícil y a la vez más motivador. Si bien no hay una fórmula única, a continuación repasamos los pasos más habituales en el proceso de diseño de un logotipo.
1. Investigación
Antes de enfrascarse en el desarrollo de una identidad corporativa, es necesario aprender lo máximo de la marca. Para ello tendrás que estudiar su historia y reunirte con el cliente hasta captar los valores esenciales de la marca. Formula preguntas al cliente como “¿qué hace la empresa? ¿Qué problemas resuelve a los clientes? ¿Cómo es tu cliente ideal?”. Además, es vital conocer bien a la audiencia a la que se dirige: “¿quiénes son? ¿Qué compran? ¿Qué años tienen?”. Después un exhaustivo análisis podrás perfilar un briefing definitivo.
2. Keywords
Tras interiorizar los conocimientos obtenidos en la investigación, es el momento de “destilarlo” en forma de keywords. Realiza una lista con palabras clave relacionadas con el sector de la marca. Por ejemplo si hay que hacer el logo para una aseguradora de coches, las keywords podrían ser “conducir”, “seguridad”, “escudo”, “protección”, “cinturón de seguridad”, etc.
3. Referencias Visuales
Crea una carpeta en la que ir añadiendo imágenes relacionadas con el sector. Esta research de elementos clave nos dará un contexto en el que buscar inspiración. En muchas ocasiones comenzamos la búsqueda en Pinterest o Behance donde encontraremos conceptos visuales ya trabajados por diseñadores (exploración también aconsejable). Sin embargo, las imágenes originales del sector nos dan una perspectiva más amplia de ideas que no han sido “procesadas” por otros profesionales creativos.
4. Análisis de la competencia
Para empatizar definitivamente con la marca es importante analizar a su competencia: qué colores predominan, tipografías más utilizadas, cómo se adaptan sus logotipos a redes sociales y otros formatos, etc. De esta manera, podemos descubrir oportunidades para diferenciarnos de los competidores y buenas prácticas para encajar bien en el sector.
5. Bocetos
Tras crear ese “caldo de cultivo creativo”, es momento de lápiz y papel. Abre tu cuaderno y dibuja todas las ideas que lleguen a tu mente sin limitación. Recuerda que no tienen que ser dibujos perfectos sino trazos rápidos de ideas. Dibujar estimula tu mente y hace fluir la creatividad.
6. Refina las mejores ideas
Durante el bocetado irán surgiendo propuestas más sólidas. Haz una selección con aquellas ideas más prometedoras para trabajarlas más a fondo. No hay un número fijo de propuestas, pero un buen número podría ser 3 opciones. Presentar demasiadas podría confundir al cliente y transmitir la idea de que no lo tenemos demasiado claro…
7. Déjalo reposar
En los proyectos de branding, es muy recomendable “alargar” el proceso durante 2 o 3 semanas en las que alternas con otros trabajos. Descansar y desconectar también ayuda a tu mente a “respirar”. Al volver sobre los diseños planteados tendrás una visión más objetiva. Mejor trabajar en un logo dos horas al día durante dos semanas que diez horas en un solo día.
8. Turno de Illustrator
Una vez has perfilado 3 opciones sólidas, llega el momento de Illustrator. Vectoriza tus bocetos y experimenta con las formas, trazos, tipografías, etc. Prueba tu logo en positivo y negativo, en horizontal y vertical…Las posibilidades del programa te aportarán recursos para mejorar tus ideas.
9. Preséntalo bonito
En la fase final toca vender la idea al cliente. En el desarrollo de una identidad corporativa es importante aterrizar el logotipo sobre piezas “reales”. Para lo cual, los mockups son un recurso espectacular con el que podrás lucir tus propuestas. También es importante la maquetación de la presentación para que la idea quede bien arropada y consistente.
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