El minimalismo es una de las tendencias artísticas que más ha influido en el diseño gráfico. La búsqueda de lo esencial y su afán por eliminar lo superfluo han cautivado históricamente a los diseñadores gráficos. ¿Pero a qué se debe ese romance entre minimalismo y diseño gráfico? ¿Por qué no hay diseñador que se precie que no haya sucumbido alguna vez a los encantos del minimalismo?
El minimalismo: menos es más
La frase “menos es más”, atribuida a Ludwig Mies Van der Rohe, arquitecto y diseñador industrial germano-estadounidense (1886-1966), define a la perfección el espíritu del minimalismo. El minimalismo surgió en Estados Unidos en la década de 1960, como reacción a la sobriedad del realismo y la exuberancia del arte pop y bajo la influencia de movimientos artísticos como el reduccionismo de Kazimir Malévich, el constructivismo ruso y el movimiento De Stijl, liderado por el propio Mies Van der Rohe. El término “minimalismo” está íntimamente relacionado con el vocablo inglés “minimal”, que puede traducirse al castellano como “mínimo”. Está expresión fue utilizada por primera vez en 1965 por Richard Wollheim, filósofo del arte inglés, para definir la obra del pintor Ad Reinhardt y de otros artistas como Marcel Duchamp. La asociación con la idea de “lo mínimo” permite entender mejor la esencia del minimalismo.
La Fuente – Marcel Duchamp (firmado con su pseudonimo R.Mutt 1917)
Por otra parte, numerosos investigadores sitúan el origen del minimalismo unas décadas atrás y atribuyen su origen al modernismo europeo, y sobre todo a la escuela alemana de la Bauhaus, fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar (Alemania).
Y por último, el minimalismo también está muy influenciado por la filosofía del budismo zen japonés, que ha cautivado a diseñadores míticos como Jonathan Ive, que durante veintisiete años lideró el diseño de la mayoría de los productos de Apple, incluyendo el iPhone, el MacBook, el iMac, el MacBook Air, el iPod, el iPad o el Apple Watch.
El Minimalismo en el Diseño Gráfico
La necesidad de sobresalir dentro del océano de productos y servicios que en la actualidad compiten en el mercado, ha obligado a los diseñadores gráficos a buscar soluciones que permitan destacar las marcas de sus clientes. El marketing exige expresar conceptos complejos de forma sencilla y limpia y en este contexto, el minimalismo se ha presentado siempre como una alternativa muy eficaz. Ante la sobreabundancia, la sencillez. Ante el ruido, el silencio. Ante la tempestad, la calma.
El minimalismo utiliza un grupo muy reducido de elementos, como colores, formas o texturas, y en sus obras la composición es muy elemental, constituyendo un auténtico tributo a las síntesis visual.
Ejemplo de diseño minimalista inspirado en la Escuela de la Bauhaus
En el uso de los colores, por ejemplo, el diseño gráfico minimalista renuncia a los colores llamativos, los degradados y los patrones complejos, y opta por los colores planos, los fondos blancos y los espacios vacíos.
En las tipografías, los diseñadores minimalistas huyen de las serifas y prefieren las fuentes de palo seco, como, por ejemplo, Futura (diseñada precisamente por la Bauhaus, en concreto por el tipógrafo Paul Renner en 1927), Helvetica, Antique Olive o Frutiger.
En la composición visual, los diseñadores minimalistas buscan siempre la armonía y la sobriedad, y crean contrastes con elegancia y discreción. Por ejemplo, situando formas blancas sobre fondos negros.
En el minimalismo, la paleta de colores es muy reducida. El blanco y el negro son los colores estrella, aunque es posible utilizar todo tipo de colores, sobre todo primarios, si se eligen adecuadamente.
Para muchos diseñadores, el minimalismo se presenta en su carrera como un rasgo distintivo en su evolución, algo similar a alcanzar la madurez profesional. En el Master de Diseño Gráfico de Aula Creactiva puedes aprender a diseñar proyectos minimalistas para abrirte paso en el mercado profesional.
Las imágenes en el Diseño Gráfico minimalista
Las imágenes utilizadas en el diseño gráfico de tendencia minimalista se caracterizan sobre todo por su simplicidad. Tanto las ilustraciones como las fotografías que utilizan los diseñadores gráficos minimalistas destacan precisamente por su sencillez y su sobriedad. Una paleta reducida de colores, encuadres efectistas y unas composiciones sobrias son sus señas de identidad. Los efectos en 3D, los degradados o el movimiento brillan por sus ausencia. Los diseñadores gráficos minimalistas buscan reflejar lo esencial, sin aditivos, de la forma más auténtica posible. Las imágenes siempre están al servicio de la marca.
En este momento es inevitable recordar las famosas presentaciones de Steve Jobs, uno de los grandes exponentes del minimalismo en el marketing. Cuando Steve Jobs congregaba a los medios de comunicación para lanzar uno de sus revolucionarios productos, sus presentaciones se convertían en auténticos espectáculos. Pero su ropa era sobria, y su puesta en escena era siempre un alegato en defensa de la sencillez. La estrella era el producto. Lo demás era accesorio.
Mención aparte merece el diseño de logotipos. Y el logo de Apple es un buen ejemplo. Si observamos su evolución a lo largo de los años, nos damos cuenta de que la transición hacia el minimalismo ha sido una constante. Desde 1975 hasta la actualidad la búsqueda de lo esencial ha ido eliminando elementos hasta llegar prácticamente a lo imprescindible: dos formas, la manzana y la hoja, y ni siquiera la palabra “Apple” ya está presente.
Pero el logotipo de Apple no es el único. La lista de logotipos que han ido evolucionando hacia una versión minimalista es interminable. Pepsi, Lego, Opel, Samsung o Ford son buenos ejemplos. Las palabras de Antoine de Saint-Exupéry resuenan en la cabeza de muchos diseñadores gráficos: “la perfección se alcanza, no cuando no hay nada más que añadir, sino cuando ya no queda nada más que quitar.”