¿Cómo defines la creatividad? ¿Te has parado a pensar qué significa ser creativo o qué conlleva todo esto?
Según la RAE, es la capacidad de crear, y entre todas las acepciones del mundo me quedo con:
Crear: “Introducir por primera vez algo; hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado”.
Y es que la creatividad no conoce de límites, está más allá de un trabajo. Se trata de una forma de ser, otra manera de ver las cosas. El pensamiento disruptivo es aplicable a todo, buscando soluciones nuevas a problemas viejos. Para mí nace de la curiosidad y las ganas que nos empujan a desdibujar los límites de la realidad y hacerlos crecer. Y es por esto que trabajar en comunicación es una de las cosas más gratificantes que se puede hacer, al menos yo lo veo así. Poner tus conocimientos para ayudar a la gente a crecer y conquistar sus sueños es muy bonito. Y a la vez nos permite que el mundo vea a través de nuestros ojos, aportándoles formas diferentes de vivir las cosas cotidianas. Como antiguo alumno de la escuela, tengo que decir que el Máster de Creatividad Publicitaria fue uno de los momentos más enriquecedores que he vivido últimamente. Por el buen ambiente que había en clase, y también porque me ha aportado muchas herramientas útiles en mi vida diaria, no solo en lo profesional, sino también en lo personal. Ya que el cambiar la forma de ver las cosas, hace que cambies tú también.
La idea, el insight o el concepto están en cualquier parte, es necesario estar atento a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Y tenemos que tener la mente en constante ebullición para mentenernos en la brecha. No pensamos para un brief, hacemos nacer ideas que guardamos en nuestro cuadernos y que algún día verán la luz.
Pero, citando a Roosvelt, “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
Y es que trabajar en comunicación es difícil, tenemos que ponernos en la piel del cliente y del público objetivo, tenemos que tener en cuenta las “modas” y problemas sociales, lidiar con “piel cada vez más fina” y medir cada una de nuestras palabras para no herir a nadie con nuestro trabajo. Pero a la hora de la verdad, esta responsabilidad no es con la sociedad, el cliente o la idea. Es una responsabilidad con nosotros mismos. Y es que este mundo es difícil, todo el mundo opinará de tu trabajo y tendrás una lucha constante contra las opiniones ajenas que plantean “mejoras” a las creaciones sin tener un porqué. Es desechar ideas y fracasar para volvernos a levantar, es luchar por las ideas de uno mismo y soñar tan fuerte con ellas que un día no necesitas dormir para que se hagan realidad. Y es que ser creativo nos obliga por encima de todo a creer en nosotros mismos y nuestras ideas. Ser capaz de argumentar el porqué de cada ejecución y cada frase. Muchas veces la gente no te tomará en serio o dirá que eso no merece la pena. Pero eso no depende de ellos, solo depende de tí y las ganas que tengas de crecer a golpe de ingenio.
Adrian Álvarez, Ejecutivo de cuentas y Marketing en Estrategia de Marketing en la Red y antiguo alumno de Aula Creactiva.
Publicado en la revista Creactiva nº10
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